Más que la severidad del castigo, lo que parece influir en el comportamiento de muchos infractores –también de los más difíciles, los reincidentes– es la certeza de que van a ser castigados y la certeza de que incumpliendo se arriesgan a sufrir un accidente. Pero, también, y mucho, al parecer, el comportamiento que vemos repetido en los demás (especialmente en nuestro grupo cercano) y si nos parece justo o no su incumplimiento y su castigo.
Estas conclusiones se extraen del estudio “Xqincumplen”, realizado por la Universidad Miguel Hernández de Elche (Alicante), el Instituto Crímina y la DGT. Fernando Miró, catedrático de la Universidad Miguel Hernández y director del Instituto Crímina, explica que “existe la creencia de que las normas de tráfico se cumplen por el miedo a la sanción; en este sentido se ha tendido a aumentar la severidad del castigo de determinadas conductas con fines preventivos, creyendo que el mero incremento objetivo de los castigos provocaría una reducción de las conductas de riesgo y, con ello, de la accidentalidad asociada a las mismas”. Esto “está mucho más relacionado con la existencia de modelos sociales de conductas adecuadas y con las propias convicciones morales acerca de lo que está bien y lo que está mal que con el miedo al castigo”, asegura Fernando Miró.
El estudio se ha realizado sobre una muestra de 1.500 conductores de toda España en los que se ha evaluado su comportamiento ante cuatro normas de tráfico: cinturón, alcohol, velocidad y móvil. De las cuatro, aquéllas más transgredidas son las correspondientes a la manipulación del teléfono móvil y a los límites de velocidad.
El móvil es la norma que mayor número de infracciones tiene, pero es la velocidad la norma excedida por el mayor número de conductores. “Estos resultados son coherentes con el hecho de que el exceso de velocidad es un comportamiento menos condenado moralmente que otras conductas que realizamos al volante y el juicio moral que hace el sujeto sobre el comportamiento que prohíbe es un factor determinante para el cumplimiento”, explica Fernando Miró.
Por el contrario, más del 90% de los encuestados afirma utilizar el cinturón de seguridad siempre. Esta es la norma vial más cumplida, seguida del límite de alcoholemia (respetado por más del 88%). Si bien esto cambia cuando se considera el comportamiento de los conductores reincidentes. Aquí, la más incumplida reiteradamente es la velocidad, seguida de la de uso de cinturón. La que se transgrede con menos frecuencia es la del límite de alcoholemia.
En general, la tasa de conductores sancionados es baja, con excepción de aquellos que lo han sido por exceder la velocidad permitida (15,2%), de los cuales, más del 90% son reincidentes.
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